Después de develar la configuración inicial de lanzamiento, Abarth comenzó recientemente a ofrecer en el viejo continente a los nuevos 500e y 500e Turismo, las variantes completamente electrificadas y de serie de la nueva generación del pequeño deportivo, disponibles con carrocería hatch o cabrio.
Con un impecable trabajo en cuanto a imagen de marca, el nuevo 500e muestra con orgullo las inscripciones Abarth, que se realzan con el paragolpes delantero que le aporta un toque audaz y agresivo, inspirado en el pasado. Aunque su estilo sea quizás lo más sorprendente.
Estéticamente monta llantas de 17pulgadas y de 18 pulgadas en la variante Turismo. Se destacan por el difusor trasero y las nuevas carcasas de los retrovisores en gris mate. La deportividad también encuentra su máxima expresión a bordo: asientos deportivos, las dobles costuras y el volante cuero negro hacen que el puesto de conducción sea deportivo y cómodo.
Abarth 500e: La singularidad del estilo
Para aportar más a su singularidad, cada vez que se «enciende» el motor suena una guitarra eléctrica, indicándonos que ya podemos conducirlo. Sin embargo en la variante Turismo se destaca el «generador de sonido» que reproduce un sonido semejante con petardeo incluido de un motor naftero, basándose en el sonido del escape «Record Monza» que llevaba el Abarth naftero previo.
Desde Abarth señalan que las prestaciones en la ciudad mejoran a las del anterior Abarth, ya que se centran en la aceleración inmediata. Pero omiten oficializar los números duros y puros. Previamente era un deportivo que superaba los 200 kilómetros por hora, y en este caso alcanza los 155 km/h, logrando el 0 a 100 km/h en 7 segundos.
La marca destaca que se ha mejorado la percepción de manejo, junto también a las entradas en las curvas. Esto puede ser debido también al centro de gravedad más bajo, por la ubicación del paquete de baterías. Con una batería de 42 kWh, en su versión convencional alcanza una autonomía de 265 kilómetros.
Si bien las prestaciones de los modelos de Abarth de antaño no eran comparables a vehículos de mayor porte y precio, las mismas eran notoriamente superiores a las de los modelos de Fiat del cual partían, algo que aquí no termina de ocurrir, más allá del apartado estético. A lo cual concluimos: ¿Era necesario mantener con vida a la marca Abarth?