Con el objetivo de suceder al Veyron lanzado en 2004 y portador de un motor W16 de 1.001 CV, devenido en 2016 en el Chiron de 1.500 CV, Bugatti busca con su nueva creación, el Tourbillon, redefinir el segmento de autos hiperdeportivos. Fabricado con una atención por el detalle asombrosa y una nueva mecánica, se trata de una pieza que no va a dejar de pasar desapercibida de aquí a los próximos años. 

Fiel al estilo Bugatti de las  últimas dos décadas el Tourbillon cuenta con la capacidad de viajar a más de 400 km/h, lo que requiere que cada superficie, entrada y aditamento de la aerodinámica estén finamente pulidos para garantizar que no sólo sea aerodinámico, sino también beneficioso para la termodinámica del automóvil. Este es el principio rector del Tourbillon, que luego evoluciona en torno a cuatro elementos de diseño de Bugatti inspirados en la historia: la parrilla en forma de herradura, la Línea Bugatti, la cresta central y la división de dos colores.

Con un gran alerón trasero que hace las veces de carga aerodinámica, el mismo se complementa con un difusor, que comienza a subir justo detrás de la cabina de pasajeros. El difusor está construido alrededor de un concepto de choque completamente nuevo, completamente integrado dentro de la estructura del propio difusor, manteniéndolo enormemente efectivo pero también oculto a la vista, permitiendo el diseño de la parte trasera abierta.

Bugatti Tourbillon: la nueva bestia de 1.800 CV

En otro aspecto, los guardabarros permiten que el aire fluya por debajo de los faros para aumentar el flujo de masa de aire hacia las tomas laterales, y aumentar así también la carga aerodinámica. 

Otra obra de arte de este Bugatti está en el interior. Precisamente el tablero fue diseñado y construido con la experiencia de los relojeros suizos, y compuesto por más de 600 piezas. Emplea titanio y piedras preciosas como zafiro y rubí, el cúmulo esqueletizado está construido con la tolerancia más grande de 50 micrones, la más pequeña de 5 micrones, con un peso de solo 700 gramos. Esta obra maestra de intrincado diseño sigue siendo un punto focal de la experiencia de conducción, fijada en su lugar mientras el borde del volante gira alrededor de ella, una configuración conocida como volante de cubo fijo. Ah, eso tiempo atrás también lo vimos en el Citroën C4. 

La consola central es una mezcla de cristal y aluminio, que revela el intrincado funcionamiento de los interruptores y la palanca de arranque del motor que alberga. Oculta a la vista hasta que se desea se encuentra una pantalla digital de alta definición, que muestra los datos del vehículo y ofrece una conexión móvil perfecta. 

Lo más curioso es el sistema de sonido, que fue diseñando sin parlantes ni woofers tradicionales, optando por un sistema avanzado que cuenta con excitadores en los paneles de las puertas y en todo el automóvil para utilizar los paneles interiores existentes como parlantes.

Pero mejor, hablemos del motor. En este caso mantuvo un bloque de 16 cilindros, en este caso en V, desarrollado en conjunto a Cosworth. Con 8,3 litros, se combina a un eje delantero con dos motores eléctricos, junto a otro en el eje posterior. En total, el Tourbillon produce 1.800 CV, 1.000 de los cuales provienen del propio motor de combustión y 800 CV de los motores eléctricos.

Los motores eléctricos funcionan con una batería de 800 V refrigerada por aceite de 25 kWh alojada en el túnel central y detrás de los pasajeros. Con tracción en las cuatro ruedas y vectorización total del par, ofrece máxima tracción y agilidad. Pero una de las grandes tareas de Bugatti con el Tourbillon fue la de incluso reducir el peso con respecto al modelo que reemplaza. Eso en parte se logró a la estructura completamente de carbono de última tecnología. 

Todo esto se combina a un chasis especialmente diseñado, que conjuga piezas diseñadas con IA, o con materiales de última tecnología. Bugatti fabricará un total de 250 ejemplares del Tourbillon que serán entregados a partir de 2026, con un precio de unos 3,8 millones de euros. 

 

Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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